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-Es difícil de explicar, Summer…
-Te he dicho que me lo demuestres… de todas maneras, ¿no creerás que yo me
creo toda esa chorrada? Vamos, dime de donde viene el anillo, por favor…
-suplicaba Summer.
-Es verdad. Odio esta parte.
-¿Qué parte?
-La parte en que no te crees lo de Etern. Por favor Summer, sé que no nos
conocemos ni nada de eso, pero por favor, créeme, te estoy diciendo la verdad.
-¿Pero cómo quieres que te crea? No... no tiene sentido.
-Puff… te lo voy a tener que demostrar. Summer, como tú dices, coge al
tigre tú que es a ti a quien le tiene cariño, ¿eh? – Caitlyn le guiñó con un
ojo a Summer y le sacó la lengua. Esta se dirigía a la puerta.
-Pero.. ¿Cómo quieres que deje todo? Tengo que estudiar, mañana tengo un
examen, y solo tengo lo que queda de domingo para estudiar. Además no le he
dicho nada a mi madre, que pasa, ¿voy a desaparecer así sin más a la hora de
comer?
-Gallina.
-¿Perdona?
-Que eres un gallina. ¿No te atreves? ¿No vienes? ¿Vas a depender de tu
madre toda la vida? ¿Un examen? Ya te he dicho que tengo el 99% de que tú
procedes de Etern, no necesitas estudiar esas tonterías.
-Nos vemos otro día.
-¿A qué viene eso?
-Mi 1% de creer que debo hacer lo correcto y que supuestamente eres “una
desconocida”. Pero… la mitad de ese 1% está dispuesto confiar en ti, a que me
demuestres eso de Eter como sea..-respondió Summer liándose la lengua con sus
palabras.
-Etern, jajajaj. Vale, si es lo que quieres.
-El sábado que viene. En la puerta del Drusillas.
-¿Eh? ¿Dónde? – dijo ella confusa.
-Entretente buscando la puerta del zoo. –Summer le sacó una gran sonrisa
burlona- Acuérdate, Drusillas. Pero sin mascotas tipo tigres que me das miedo,
¿vale?
-Que malo eres. ¿No es más fácil quedar en la puerta de tu casa?
-Hm, venga no. Es mi casa, no mola quedar en mi casa, a lo mejor está mi
madre o mi hermana, paso.
-Bueno vale. Pero en caso de que no lo encuentre, ¿Qué?
-Lo encontrarás, te apuesto lo que sea.
-Eso espero.
-Te doy mi palabra –Summer levantó la mano cerrando todos los dedos menos
el meñique, el pequeño- ¿vale?
-Esto es de críos… va, venga, vale –Caitlyn unió su dedo meñique con el de
Summer-
-Quién fue a hablar… fiuuuuu –comentó Summer irónicamente.
-Verás cómo le ordene al tigre a que vaya a por ti como te pongas así, eh
chulo. –le amenazó Cait.
-Lo dudo, me quiere mucho, ¿a que sí? –el tigre se dirigió fuera de la
habitación segundos después de haber dicho eso Summer- Vale, viva la
ignorancia. Te acompaño a la puerta.
Summer, Caitlyn y el pequeño tigre fueron a la puerta. Allí ellos dos se
despidieron, y Summer ya le estaba dando al coco, pensando en que ahora le
tocaba estudiar.
Se pasó el domigo. Era lunes y Summer había
estado estudiando todo el día pasado e incluso se había levantado temprano para
repasar. Depués de eso, se preparó y se fue al instituto en su Maserati, un
cochazo de lujo. Su padre se lo regaló un tiempo antes de morrir y a su hermana
Alison le dejó el mismo dinero, pero en manos de su madre, por ahora. Summer se
acuerda de las reacciones suyas y las de su hermana cuando vio el coche. Ellos no
sabían que sus padres tuvieran tanto dinero para hacerles ese capricho.
Llegó al instituto con su coche y, pasado el examen, estaba en la hora del
recreo.
-¿Qué haces solo? ¿Dónde está Andy? –preguntó Nick, que estaba con su nueva
novia con la cual se acopló a su mesa, justo la mesa en la que estaba solo y
medio dormido.
-Yo que sé. Búscalo. –le respondió Summer con los brazos y la cabeza sobre
la mesa, intentando dormir.
-Amm… ¿Te he presentado a mi novia? Se llama Ashley, está en el grupo de
animadoras, a lo mejor la has visto.
-Hmm… que interesante. –le respondió Summer sin cambiar de posición,
haciendo que no puedan ver su rostro.
-Déjalo, siempre es así, ya sabes, le gusta estar solo. –le decía Nick a
Ashley mientras ella asentía tontamente con la cabeza.
-¿Qué tal el examen? –preguntó Nick, intentado hablar de algo.
-Nick. Vete con tu novia y déjame. No sé qué pintas sentado con el bicho
raro del insti.
-Vale. Te veo luego en tu casa, por lo de la fiesta. Nos vemos.
-Hasta luego.
Summer llegó a su casa y fue directo a su cama. Se hecho una gran siesta,
pero el único problema era que había vuelto a tener la misma pesadilla. Y se
acababa de dar cuenta de un detalle: el tigre que se reflejaba en el lago al
final del sueño era el tigre que se coló en su casa el día anterior.
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